Hebreos 12:18 Ustedes no se han acercado a una montaña que se pueda tocar o que esté ardiendo en fuego; ni a oscuridad, tinieblas y tormenta; 19 ni a sonido de trompeta, ni a tal clamor de palabras que quienes lo oyeron suplicaron que no se les hablara más, 20 porque no podían soportar esta orden: «¡Será apedreado todo el que toque la montaña, aunque sea un animal!» 21 Tan terrible era este espectáculo que Moisés dijo: «Estoy temblando de miedo».  22 Por el contrario, ustedes se han acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa, 23 a la iglesia de los primogénitos inscritos en el cielo. Se han acercado a Dios, el juez de todos; a los espíritus de los justos que han llegado a la perfección; 24 a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel.

25 Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues, si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.

Hemos Recibido un Pacto de Gozo y No Temor. vv18-22
Explicación
Cuando Dios sacó a los Hebreos de Egipto para formar para sí una nación propia, hizo un pacto con ellos. Este pacto se llama la Ley. Para instituir este pacto, Dios los dirigió a una montaña llamada Sinaí. Sobre esta montaña Dios descendió terriblemente. Avisó al pueblo que no se acercara o moriría. Ni sus animales podían tocar el monte, porque era santo. 

Descendió Dios con fuego ardiendo, en nubes que bloquearon el sol y oscurecieron el lugar, hubo viento recio y tormenta, hubo el sonido de una trompeta que hizo a la gente gritar e huirse del monte. Moisés, un hombre testarudo, temblaba de miedo.

El pacto así fue instituido para que el pueblo de Dios lo temiera. Este pacto fue dado para mostrar al pueblo que Dios es santo y ellos no lo son. Dios no dio la ley a ellos para mostrarles que esforzándose, podrían llenar las expectativas de Él.  Fue dada para que supieran que no tenían la suficiente habilidad para cumplir lo que Dios requiere.  

La experiencia del pueblo de Israel con este pacto fue derrota tras derrota. Ellos seguían por un rato, y luego se resbalaban. Luego volvían a tratar de obedecer, y pronto caían.

Aunque Dios se había descendido con una muestra tan gloriosa de su poder sobre Monte Sinaí, su pueblo no pudo ser fiel. Por todo el Antiguo Testamento leemos la historia de la insistencia de Dios y la infidelidad de su pueblo.

Ellos habían recibido un pacto de temor, pero no les podía transformar.  Pero cuando vino el Hijo de Dios, nacido en Belén, no hubo humo, no hubo relámpagos, no hubo gente rogándole a Dios que se calmara, no hubo tembladera, y no hubo prohibición de acercarse.

Cuando el Hijo de Dios llegó a entregar un nuevo pacto, aparecieron millares de ángeles en el campo con los pastores de ovejas y lo cual el v22 llama “una asamblea gozosa”.

Lucas 2:10 dice, “el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo.”
Este pacto se trata de acercarse, de “ir a Belén a ver”. Ya no mas tembladera. Ya no mas tenemos que huirnos de Dios. Ya no mas nos escondemos de su presencia. Ya no mas clamamos para que Dios se aleje.

Este pacto es el de la Nueva Jerusalén, Monte Sion, la ciudad de Dios—es un pacto de gozo.  Y dice porque:  nos hemos acercado a la ciudad del Dios viviente…. es decir su Reino donde nosotros vivimos. Y a millares de ángeles gozosos, nuestros nombres escritos en el cielo, nos acercamos a Dios mismo—el juez de todos. Ya llegados a la perfección, nos venimos a Jesús el mediador sin temor.

Es un nuevo pacto. ¿No han visto las divisiones en la Biblia—Antiguo Testamento y Nuevo Testamento?  El AT es Monte Sinaí. El NT es la Ciudad de Dios.   El AT es temor, miedo, ley, conduciendo a la gente a esperar en el Mesías quien los redimiera. El NT dice “el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Romanos 14:17)

Aplicación
Es muy común aún entre los que han recibido a Cristo en sus corazones actuar como si estuviéramos viviendo en Monte Sinaí todavía. Las personas que viven en Monte Sinaí se relacionan con Dios por el viejo pacto.

 Mateo 23:4 Imponen sobre la gente cargas pesadas y difíciles de llevar, pero ellos no mueven ni un dedo para levantarlas.

Si se gozan, es porque han logrado algo ellos. Hay quienes se gozan por lo que tienen, o por lo que han hecho, pero el que ha venido al monte de gozo del nuevo pacto, se goza en simplemente estar reconciliado con Dios.  Hay gozo en este río. Hay gozo en este monte. Los ángeles se gozan.  Dios mismo se goza cuando los pecadores regresan a él. Es un pacto definido por el gozo que produce.  

¿Una vez has visto a un cristiano siempre negativo, siempre quejándose y exigiendo cambios de los demás?  Siempre está de mal humor. Es un volcán esperando explotar. Bajo el superficie está Monte Sinaí echando su humo y temor.

Monte Sinaí dice que nunca va a ser suficiente, que no puede acercarse a Dios. Monte Sinaí siempre va de compararle a uno con los demás. Monte Sinaí te robará el gozo. Es el Monte Sion que fluye de alegría, porque dice que uno calificó a todos los que vienen a él. Y nos llama a acercarnos. La próxima vez que se te vaya el gozo, debes hacerte esta pregunta, “¿A quien estoy fallando de agradar?” Luego habla Hebreos 12:18-25 a ti mismo:  No te has acercado a Monte Sinaí, mas al monte de Gozo—la ciudad de Dios.”

La Sangre de Jesús Habla Mejores Cosas. vv23-24
Explicación

El autor de Hebreos luego nos lleva a la historia de Abel y Caín. Caín mató a su hermano, por envidia.  Dios había aceptado el sacrificio de Abel porque llevaba sangre—según el patrón que dejó Dios en el huerto de Eden. Pero Caín llevó lo que tenía en la mano. Su sacrificio representaba un esfuerzo humano para agradar a Dios y no lo que Dios requirió.

La sangre de Abel es la sangre de un mártir que reclama por la justicia y la venganza.  Pero la sangre de Jesús habla mejores cosas.  La sangre de Jesús habla perdón en vez de venganza.

Aplicación
Los que hemos aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador, hemos recibido mejores cosas que lo que merecemos. Cuando los que clavaron a Jesús terminaron su burla, su tortura y el asesinato — Jesús derramó su sangre y dijo a Dios:  PERDONALOS.  Es lo que hemos recibido de parte del Hijo de Dios.  No lo que merecemos, mas lo que él es… El Dios de amor y misericordia que tomó nuestro lugar.  Ya no tenemos que vivir una eternidad si Dios. Mas nos perdona, nos sana, no da vida, no limpia, no santifica, no acerca a Dios.

Él hace todo para que no anduviéramos resbalándonos como el pueblo de Israel. Su sangre nos transforma en nuevas criaturas. Nos fija en nuestra silla a la par de él y no tenemos porque tambalear en nuestra fe.   Otra cosa que nos da la Sangre de Cristo es motivo de perdonar toda ofensa. Dios ha sido ofendido por de mas maneras y por mas gente que nunca serás y todavía perdona. Tu también debes perdonar.  No hay nada mas básico a la fe cristiana que el perdonar. Tanto es así que está incluido en la oración que Jesús enseñó a sus discípulos.  También Jesús dijo, “Pero si ustedes no perdonan a los otros sus ofensas, tampoco el Padre de ustedes les perdonará sus ofensas.” (Mateo 6:15)

Los que hemos sido perdonados por la sangre de Cristo, hemos sido realmente afectados en el corazón de tal manera que nos refugiamos en la economía de perdón.  Él perdón de Dios deposita en uno una cuenta de perdón infinita que busca el bien de los demás—perdonándolos por sus ofensas.  Su sangre habla mejores cosas que la sangre de Abel.

No Rechacemos a Jesús—de todos modos no hay escape. v25
Explicación
Luego viene un aviso de no rechazar a Jesús y su oferta de perdón.  La verdad es que tu pecado ha ofendido a Dios y te ha separado de Dios por la eternidad. No vas a creer que el perdón de Dios viene sin costo. El Hijo las venas del Hijo de Dios lloraron por nosotros. Sufrió por nuestros pecados. Ofrece gozosamente e urgentemente el perdón. La verdad, no hay otra manera de salvarte de la ira de Dios que va amontonándose contra ti.  Todo el sacrificio de Caín no le sirvió de nada. Todo el esfuerzo tuyo para estar suficiente bueno no te sirve de nada. 

No hay otro nombre bajo el cielo en que podemos ser salvos. Pues un día el todos nosotros compareceremos ante el tribunal de Dios y nadie escapará. Tu vida es significante. Dios está grabando todo. Y serás juzgado. Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues, si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.

Aplicación
Jesús, desde el cielo, clama por medio de sus pastores y sus hijos, arrepiéntanse, y no perecerán. Pero si no se arrepienten, pasarás la eternidad sin Dios.

Ilustración
Hubo un rey que sufrió mucho con sus súbditos rebeldes. Pero un día entregaron sus armas, se arrojaron a sus pies y suplicaron misericordia. Él los perdonó a todos. Uno de sus amigos le dijo: "¿No dijiste que todos los rebeldes deberían morir?"

"Sí", respondió el rey, "pero no veo rebeldes aquí”.

Jesucristo es un Rey así. Está dispuesto a perdonar y recibir a todo aquel que pone su fe en él y se arrepiente de sus pecados.